UN SENSOR EN EL BRAZO: Mi Viaje con el Monitoreo de Glucosa

Hace casi un año, me encontré en la situación de tener que usar este tipo de sensores para monitorear mi nivel de glucosa por un tiempo. Tal vez recordarás que, en ese momento, estos dispositivos estaban en pleno auge en las redes sociales.

Nutriólogos los empleaban para investigar cómo la avena afectaba sus niveles de glucosa y menudo asustaban a la gente porque parecía elevar sus niveles 😨 -miedo-

Educadores en diabetes argumentaban que era irresponsable usarlos si no tenías diabetes, ya que perjudicaba a quienes realmente los necesitaban 😔 -culpa-

Influencers y autores de libros "glorificaban" la capacidad de rastrear el efecto de sus combinaciones de alimentos, a pesar de que múltiples estudios científicos ya habían establecido esto durante muchos años🙃-fama-

Profesionales enfocados en trastornos de la alimentación sostenían que estos dispositivos promovían comportamientos riesgosos. -riesgo-

Por todas estas razones y más, admito que me sentí abrumada de mencionar públicamente que los usaban para detectar momentos y factores desencadenantes de mis episodios de hipoglucemia (bajas de glucosa).

Hoy, hace un año, una vez más tengo la necesidad de llevar uno de estos sensores en mi brazo durante un par de semanas o posiblemente meses. Pero ahora, veo esta herramienta desde una perspectiva diferente y deseo compartirla contigo. Comienzo parafraseando una idea que menciono a menudo a mis pacientes y en mi podcast Ser Nutritivo: "Las herramientas no son ni buenas ni malas; su intención y cómo las utilizamos marcan la diferencia".

Hace un año, su uso me permitió identificar las causas de mis hipoglucemias, y resultó que al menos para mí no era la avena ni el pan.

Pude reconocer patrones en momentos en los que no podía verificar fácilmente mi nivel de glucosa con una tira reactiva ya que la mayoría ocurrían por la noche. Muchos síntomas que apenas percibía teóricamente como señales de hipoglucemia resultaron serlo en mi cuerpo, y pude comprender sus primeras manifestaciones.

También descubrí qué tipos de ejercicio y niveles de intensidad le sentaban mejor a mi cuerpo y a mis niveles de glucosa. Esto me permitió reconocer mi propia individualidad.

Hoy, vuelvo a utilizarlo con curiosidad, ya que es el momento de ver si podemos decir adiós, o tal vez simplemente despedirnos temporalmente, de algunos medicamentos.

No te comparto esto con la intención de que uses uno de estos dispositivos, más bien para recordarte que no debes tomar todo lo que ves en las redes de manera personal.

Para mí, no era la avena (claramente).

Y aunque entiendo que algunas personas necesitan usar estos dispositivos a diario, y nuestro consumo impulsivo podría afectar su disponibilidad, mi necesidad también era importante. Y en mi caso, solo los usé durante aproximadamente un mes y medio el año pasado, y como mucho los utilizaré durante otros dos meses este año. A veces, ponerse a uno mismo en primer lugar puede ser necesario, si satisface una necesidad genuina y contribuye al autoconocimiento.

No todo se reduce a las combinaciones de alimentos. Aunque esta estrategia es excelente y estupenda para que más personas opten por alimentos vegetales, reduciendo la carga glucémica y proteínas incluyendo y fibras en su dieta, nuestro cuerpo responde a múltiples factores en cada momento. No se trata solo de lo que viene, sino también de dónde y con quién estás, cómo te sientes, tus pensamientos, tu calidad de sueño y mucho más que puede afectar tus niveles de glucosa.

Es importante no confundir la autoevaluación y la observación con la hipervigilancia y la obsesión. Las primeras son esenciales para conocerte a ti mismo, mientras que las segundas te alejan de tu esencia.

Las herramientas son solo eso, herramientas. Un martillo no es ni bueno ni malo; puede ser útil si se usa correctamente, pero si no se le da un uso adecuado, puedes lastimarte. Además, no siempre necesitarás un martillo; en ocasiones, utilizarás un taladro, un destornillador o incluso solo tus manos.